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Las importaciones baratas y los altos costos laborales, principales motivos
AMDPress.- Bethlehem Steel Corp., la tercera siderúrgica de Estados Unidos, presentó ayer, 15 de octubre, suspensión de pagos en una de las peores situaciones que los productores de acero estadounidenses han sufrido en muchos años. Ante el impacto de las importaciones baratas y los altos costos laborales y de jubilaciones, ha solicitado la protección bajo el capítulo 11 de la Ley de Quiebras de Estados Unidos ante la Corte de Bancarrotas del distrito de Manhattan.
El capítulo 11 protege a la empresa en caso de inminencia de quiebra y le permite mantener la posesión de la compañía y según dictamine un juez, el control de las operaciones mientras reorganiza sus finanzas para pagarle a sus acreedores. Asimismo, ofrece flexibilidad a la empresa y a los acreedores para trabajar de forma conjunta. Esta decisión se ha tomado varias semanas después que la compañía sustituyese a su presidente y gerente ejecutivo por el experto en reestructuración Robert S.Miller, que condujo las negociaciones financieras con los bancos prestamistas y el gobierno que permitieron el reflote de Chrysler.
Miller dijo que la compañía no podría recuperarse de los perjuicios económicos que le causaron las importaciones baratas y la debilidad económica, a pesar de la reducción de los costos netos en 330,3 millones de euros(300 millones de dólares) introducida desde mediados de 1998. La compañía despidió empleados y vendió algunos activos para evitar la bancarrota, pero dijo que aún así sus recursos se habían reducido en 1431,3 millones de euros (1.300 millones de dólares) desde 1998, con pérdidas operativas de 550,3 millones de euros (500 millones de dólares) y liquidez negativa. Cabe destacar que a finales del segundo cuatrimestre de este año Bethlehem poseía 130,3 millones de euros (21.680 millones de pesetas) en efectivo disponible, lo que representa una caída del 62% con respecto al cuatrimestre anterior.
Desde 1999, alrededor de 20 acerías estadounidenses, todas más pequeñas que Bethlehem, han solicitado la protección bajo el capítulo 11 de bancarrota. Las siderúrgicas nacionales como la que ahora está en quiebra vieron un cambio en su futuro en 1999, cuando una oleada de acero con bajo precio llegó desde el extranjero, empujando los precios a mínimos históricos. Para mantener su participación en el mercado, las empresas se vieron obligadas a vender el acero por menos de los que costaba fabricarlo. Las pérdidas aumentaron por las enormes cifras de despido pagadas a los trabajadores retirados. Bethlehem tiene cerca de 13.500 empleados y más de 74.000 retirados.