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Ya antes de la pandemia del 2020, la industria luchaba contra la falta de trabajadores cualificados, que desde entonces se ha visto agravada por diferentes factores. Según un estudio, se estima que en 2030 habrá una escasez de talento de más de 85 millones de personas en todo el mundo, más que la población de Alemania. Así, resulta crucial entender las causas y los efectos para poder navegar y entender mejor por el futuro de la fabricación.
En primer lugar, el rápido avance de la tecnología y la transición a la Industria 4.0 han creado una gran demanda de competencias avanzadas de las que carecen aún muchos trabajadores. A su vez, los baby boomers (nacidos entre 1946 y 1964), que siguen constituyendo una parte importante de la población activa, están empezando a retirarse, dejando tras de sí un vacío que los empleadores deben cubrir.
Además, existe tanto un déficit de cualificaciones (trabajadores que carecen de las cualificaciones adecuadas para el mercado laboral actual) como un déficit de solicitantes, que juntos están provocando vacantes sin cubrir. De hecho, se calcula que 10 millones de puestos de trabajo en el sector manufacturero en todo el mundo siguen sin ocuparse debido únicamente a esta falta de cualificaciones.
La pandemia ha provocado también un cambio en la forma de trabajar de las personas y en lo que valoran en un empleo. Los estudios han demostrado que muchos trabajadores prefieren un modelo híbrido laboral que combine el teletrabajo con la asistencia presencial, lo que hace más difícil atraer y retener el talento en sectores en los que este tipo de flexibilidad es difícil de implantar.
Toda esta escasez de mano repercute directamente en la capacidad de los fabricantes para mantener la producción en marcha y gestionar eficazmente sus procesos, y podemos destacar al menos tres consecuencias principales de esta situación.
Sin suficientes trabajadores, los fabricantes se enfrentan a dificultades para cumplir los plazos y entregar los pedidos a tiempo, lo que puede dañar su reputación y reducir la satisfacción de los clientes. La falta de trabajadores está disparando los salarios y las retribuciones, lo que puede incrementar los costes laborales de los fabricantes, obligándoles a subcontratar la producción y comprometiendo potencialmente la calidad y fiabilidad de sus productos. Y, por último, esta escasez de trabajadores puede obstaculizar la innovación y la creatividad, dejando mucho menos tiempo y recursos para invertir en investigación y desarrollo.
La escasez de mano de obra va de la mano con la necesidad de producir más rápido, más eficazmente y a menor coste que nunca. Y como respuesta, los fabricantes deben empezar a adoptar un enfoque global, que incluya inversiones en nuevas tecnologías, desarrollo de competencias y colaboraciones con otras partes interesadas.
Además, invertir en la mejora y el ‘reaprendizaje’ de los trabajadores actuales y futuros les ayudará a adquirir las competencias necesarias para la Industria 4.0 y la transición a la Industria 5.0. Esta Quinta Revolución Industrial prevé que los seres humanos trabajen junto a tecnología avanzada y robots impulsados por IA, donde los trabajadores podrán desentenderse de las tareas rutinarias y se dedicarán a un trabajo más creativo y significativo.
Sin embargo, muchas personas siguen sin ver a la industria manufacturera como una carrera viable, a pesar de que es una frontera de alta tecnología para la aplicación de la automatización, la IA, el machine learning, la realidad aumentada (RA) y la colaboración digital. Así, atraer y retener nuevos talentos es un factor importante para abordar la escasez de mano de obra.
Para ello, los fabricantes deben mostrar los beneficios y las oportunidades de trabajar en la industria, como la variedad de funciones disponibles, el potencial de crecimiento profesional y el impacto positivo en la sociedad. También es importante cultivar una cultura organizativa que valore la colaboración y la creatividad, ya puede impulsar el compromiso de los empleados y aumentar su retención. Y por supuesto, al fomentar las alianzas con instituciones educativas, organismos gubernamentales y grupos industriales, las empresas pueden difundir estrategias eficaces y mejorar la reputación del sector. Un enfoque que les permitirá recurrir a un grupo diverso de personas cualificadas, mitigando así esta escasez de mano de obra.
Para los fabricantes de maquinaria, el reto es doble: además de verse afectados, también desempeñan un papel vital a la hora de ayudar a la industria a superar los efectos de la falta de talento. Como la tecnología avanza más rápido de lo que los trabajadores pueden adaptarse, deben crear máquinas inteligentes de alto rendimiento que sean fáciles de usar. Junto con la automatización, un funcionamiento más intuitivo reducirá los errores humanos y minimizará los tiempos de inactividad, aumentando así la eficiencia de los procesos.
Pero para hacerlo con eficacia, los fabricantes de maquinaria también necesitan aumentar su propia velocidad de comercialización. Unos tiempos de ingeniería y producción más rápidos les permitirán responder con celeridad a los cambios en las preferencias de los consumidores, las tendencias del mercado y los cambios de la competencia. En general, no se trata sólo de construir grandes máquinas: se trata de crear activos inteligentes que mejoren las capacidades de los operadores humanos y la interacción hombre-máquina en general.
En definitiva, estos retos también suponen una gran oportunidad para los fabricantes de maquinaria. Si responden rápidamente a las demandas del mercado, pueden obtener una ventaja competitiva y asegurarse una cuota de mercado. En la economía globalizada actual, el tiempo de comercialización garantiza una cadena de suministro resistente que puede adaptarse a circunstancias imprevistas y repercute directamente en los resultados de una compañía.
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Este artículo aparece publicado en el nº 10 de Metales&Máquinas págs. 6 y 7.