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“Los lubricantes sostenibles abarcan una amplia gama de productos formulados con diversas materias primas y características. La principal diferencia radica en la capacidad de minimizar el impacto ambiental desde distintos puntos de vista: biodegradabilidad, toxicidad, reducción de emisiones y eficiencia energética”, señala Verónica Romero Ozamiz, Gestora de Asistencia Técnica y Desarrollo de lubricantes Industria y Marinos de Repsol. “Además de estos beneficios, algunos productos de esta gama poseen un punto de ignición más alto que el de los convencionales, lo que reduce el riesgo de inflamaciones accidentales, ofreciendo así una mayor seguridad. Es crucial destacar que, desde el punto de vista del rendimiento, los lubricantes sostenibles son equivalentes a los convencionales asegurando la protección de la maquinaria industrial como un lubricante convencional”, afirma Romero.
En líneas similares, Feli Lloret, Marketing Specialist de Fuchs, subraya: “Una de las características diferenciadoras clave es la composición. Los lubricantes convencionales basados en aceites minerales son mucho más contaminantes que nuestros lubricantes sintéticos o basados en aceites vegetales. La peligrosidad de los lubricantes también se ve afectada negativamente en el caso de los convencionales por su toxicidad y peligros derivados de la exposición a sus sustancias químicas, siendo mucho más seguros para la salud del personal operario y para el medioambiente nuestros lubricantes sostenibles. Fuchs focaliza sus esfuerzos en diseñar y proporcionar productos de máximas prestaciones eliminando los riesgos inherentes a su uso desde su formulación, reemplazar productos químicos tóxicos por otros menos nocivos. La eficiencia y alto rendimiento de nuestros lubricantes repercuten de forma positiva en la eficiencia energética de equipos y maquinaria, reduciendo el consumo de recursos energéticos y agua y con ello el impacto medioambiental de la actividad de nuestras empresas clientes”.
Para Francisco Esteban, director comercial de Lubricantes de Shell España: “Tanto los clientes como los consumidores esperan hoy día que las marcas ofrezcan unas soluciones sostenibles que les faciliten tomar opciones sostenibles. En Shell ofrecemos lubricantes biodegradables de alto rendimiento que ayudan a nuestros clientes a cubrir parte de sus necesidades sostenibles relacionadas con producto mientras protegen su equipo y el ecosistema en el que operan. Muchos de los productos Shell Panolin cuentan con certificados de etiqueta ecológica. Además de reducir el impacto ambiental y gracias a sus prestaciones técnicas, los productos de la gama Panolin aumentan el periodo de cambio de aceite, reduciendo la compra de este y lo que eso conlleva (producción, embalaje, transporte…). También, en comparación con los lubricantes convencionales, se reduce el impacto ambiental en caso de vertido o fuga”.
Con respecto al uso de materias primas para lubricantes industriales sostenibles: “Las materias primas utilizadas en la producción de estos lubricantes son variadas. Las bases, que suponen el mayor porcentaje de la fórmula, pueden ser biodegradables, pero de naturaleza sintética, de origen vegetal o también pueden ser circulares, es decir, producidas a partir de residuos”, destaca Romero Ozamiz. “Además, algunos lubricantes están formulados con una serie de aditivos que reducen la fricción interna del equipo, lo que mejora la eficiencia energética. Esto se puede asemejar a los aceites Fuel Economy en aplicaciones de motor”.
Shell Panolin dispone de una gama de grasas y aceites biodegradables, respetuosos con el medio ambiente. “Utilizados en múltiples campos de aplicación y sectores como transporte y servicios marítimos, instalaciones off-shore, recursos hidráulicos, agricultura, forestal, transporte por carretera y ferrocarril, producción industrial o metalúrgica, supone una opción perfecta para mantener los equipos industriales en las mejores condiciones, incluso en situaciones adversas, mientras se ofrece a los clientes alternativas para cumplir con sus criterios de sostenibilidad”, afirma Esteban.
Desde Fuchs, apuestan por reducir la dependencia de materias primas fósiles. “No solo contemplamos las de origen renovable o biodegradables, como aceites vegetales y aditivos ecológicos, también contamos con materias primas biogénicas, cuya ventaja principal es que no incrementa el balance del carbono, además de suponer una nueva fuente de ingresos para el sector de la agricultura. Por otro lado, estamos centrando los esfuerzos en nuestro programa ACT (Advanced Circular Technology) transformando la cadena de valor de lineal a circular. Un ejemplo de ello es que además de recoger fluidos lubricantes usados para refinarlos y reutilizarlos para la producción de nuevas materias primas de alta calidad para lubricantes, también hemos explorado el uso de las enormes cantidades de grasa residual que se genera a diario en la vida cotidiana, cuyo potencial apenas se ha aprovechado hasta la fecha”, confirma Lloret.
“No dejamos de lado tampoco el asunto de los envases, ya contamos con amplias gamas de productos en formatos de 1 y 5 litros, cuyas garrafas son de plástico 100% reciclado y reciclable. Estas iniciativas reducen de forma significativa la dependencia de recursos vírgenes y disminuye el impacto ambiental de nuestros productos y actividades”, destacan desde Fuchs.
Certificaciones reconocidas a nivel internacional, herramientas avanzadas de análisis y un enfoque integral en todo el ciclo de vida del producto reflejan el compromiso de estas compañías con la protección del medio ambiente y la seguridad industrial.
“En Repsol contamos con las siguientes certificaciones y normativas, que garantizan el desempeño ambiental y la seguridad de nuestros lubricantes. La etiqueta ecológica de la UE (ECOLABEL) que garantiza que los lubricantes tienen un impacto limitado en el medio acuático funcionan igual o mejor que un lubricante convencional. También están en línea con los objetivos de la estrategia europea para los plásticos al fijar un contenido mínimo de 25% de plástico reciclado en el embalaje. Por ello, todos nuestros envases en formato pequeño cumplen con este objetivo gracias al empleo de Repsol Reciclex. Esto se extiende a toda nuestra gama de productos”, señala Romero Ozamiz. “Por otro lado, disponemos de una herramienta interna, Arrhenius, para el cálculo de la huella de carbono de nuestro portafolio. Esto nos permite cuantificar el impacto ambiental de los lubricantes fabricados en nuestra planta de Puertollano, basándonos en un detallado Análisis de Ciclo de Vida (ACV). Gracias a esta herramienta, hemos podido identificar los puntos clave para la descarbonización, contribuyendo a los esfuerzos de sostenibilidad de Repsol. Además, la calculadora cuenta con la verificación por parte de la entidad externa LRQA, según la norma internacional ISO 14067 (Gases de efecto invernadero - Huella de carbono de los productos - Requisitos y directrices para la cuantificación)”, enfatiza.
“Los lubricantes biodegradables se descomponen de manera natural, lo que reduce significativamente el riesgo y protege el entorno. Estos lubricantes emplean materias primas de origen vegetal. Además, al ser en su mayoría biodegradables, también ayudan a reducir la acumulación de residuos persistentes en el medio ambiente, promoviendo prácticas más sostenibles. Por otro lado, los lubricantes formulados a partir de bases regeneradas fomentan la economía circular al reutilizar materiales, reduciendo la necesidad de extraer nuevas materias primas. Finalmente, los lubricantes sintéticos, en comparación con los minerales convencionales, ayudan a mejorar la eficiencia energética. Esto significa que reducen el consumo energético de los equipos, lo que se traduce en una disminución de las emisiones”, asegura.
Por su parte, el director comercial de Lubricantes de Shell España destaca: “Nuestra gama de lubricantes biodegradables Shell Panolin, además de proteger los equipos industriales, tener un menor impacto en el medio ambiente y contribuir al cumplimiento de los criterios de sostenibilidad de nuestros clientes, ayudan a cumplir también con los requisitos regulatorios”. Sus productos han sido aprobados y cuentan con una variedad de certificaciones internacionales, entre las que se pueden encontrar:
“Además, cumplen la norma OECD 301B, que destaca su rápida biodegradabilidad, lo que los hace idóneos para su uso en áreas ambientalmente sensibles. En particular, es importante reseñar que los aceites hidráulicos Shell Panolin S4 HLP Synth están aprobados por Bosch Rexroth. Nuestros lubricantes biodegradables contribuyen de distintas maneras a reducir el impacto ambiental. En primer lugar, su alta biodegradabilidad hace que sean más adecuados para zonas altamente sensibles. En caso de fuga o derrame, el impacto será menor respecto al que podría derivarse del uso de lubricantes convencionales. En segundo lugar, las características técnicas de nuestros lubricantes biodegradables, contribuyen a aumentar el intervalo de cambio de aceite, lo que también puede impactar en una reducción de emisiones”, informa Esteban.
“Nuestros lubricantes cumplen las normativas más exigentes como acreditan diversas certificaciones, incluyendo la ISO 14001 para gestión ambiental, la ISO 21469 para higiene en la fabricación de lubricantes, la etiqueta ecológica europea para productos biodegradables y la ISO 45001 para la gestión de seguridad y salud en el trabajo, entre otras. Además, nuestra planta de Castellbisbal cuenta con el certificado de energía 100% renovable y la clasificación A de eficiencia energética, que acreditan nuestro compromiso con la sostenibilidad”, manifiesta Lloret. Las soluciones de lubricación desarrolladas con tecnología avanzada de Fuchs marcan la diferencia respecto a los lubricantes convencionales del mercado en numerosos aspectos, la suma de los cuales supone una mejora de la sostenibilidad de los procesos productivos de nuestras empresas clientes, reduciendo el impacto ambiental de su actividad”. De esta manera, enumeran las ventajas en:
La transición hacia lubricantes sostenibles representa un paso clave en los esfuerzos por reducir el impacto ambiental de la industria. Sin embargo, su adopción generalizada aún enfrenta importantes desafíos, desde barreras técnicas y económicas hasta la falta de normativas claras y concienciación en el sector.
“Estamos en un momento complejo. Las empresas están bajo presión para ofrecer más, al mismo tiempo que contribuyen a un futuro más sostenible. Esto significa que deben adaptarse a estándares y regulaciones que cambian rápidamente, y usar menos recursos sin comprometer el rendimiento. Todo esto requiere el mantenimiento y la protección adecuados del equipo, un área en la que los lubricantes biodegradables pueden ayudar. Los lubricantes juegan un papel vital en mantener el mundo en movimiento y la maquinaria operando eficientemente. A medida que aumenta la necesidad mundial de movilidad, construcción y producción industrial, también lo hace la demanda de lubricantes”, manifiesta el director comercial de Lubricantes de Shell España. “Respecto a los desafíos a los que se enfrenta la industria para una mayor penetración de los lubricantes biodegradables, podemos mencionar: en primer lugar, y para mi el más importante, es la falta de concienciación y regulación en nuestro país para exigir, como pasa en otros países de Europa, la utilización de estos lubricantes en zonas medioambientalmente sensibles. Otro de los desafíos es el mayor coste de producción que deriva en un precio superior respecto a los lubricantes convencionales. Y, por último, el desconocimiento sobre su rendimiento y compatibilidad en la propia industria, debido a un uso todavía limitado de este tipo de aceites. A pesar de que han sido diseñados para ser eficaces y mantener el rendimiento de los equipos, todavía no se ha extendido su uso y, por tanto, las homologaciones también se retrasan”, afirma.
Para la Marketing Specialist de Fuchs, los principales desafíos están “entre otros, en que en el mercado se superen algunas creencias limitantes, como, por ejemplo, asumir que los lubricantes fabricados con aceites regenerados son de menor calidad y bajo rendimiento. Otra barrera, en algunos casos, es la percepción de precio más alto en los productos desarrollados con tecnología de última generación y más sostenible. Aunque de inicio puedan tener un coste superior a los convencionales del mercado, el ahorro en consumos, mantenimiento, costes energéticos, el aumento de la eficiencia y la vida útil de los equipos y maquinaria compensan con creces”.
La adopción de los lubricantes sostenibles enfrenta, para la Gestora de Asistencia Técnica y Desarrollo de lubricantes Industria y Marinos de Repsol, cuatro desafíos:
La innovación en el campo de los lubricantes sostenibles está abriendo nuevas vías hacia una industria más eficiente y respetuosa con el medio ambiente. Entre los avances más prometedores destacan los aditivos biogénicos, compuestos de origen renovable que mejoran el rendimiento y la eficiencia energética de los lubricantes sin comprometer su sostenibilidad.
Desde Repsol afirman: “Nuestra empresa fue la primera compañía de su sector en fijarse el objetivo de ser cero emisiones netas en el año 2050. Actualmente tenemos varias líneas de trabajo en colaboración con nuestros centros productivos y el Repsol Technology Lab”:
“Shell Lubricantes, a través de todos sus centros tecnológicos distribuidos por todo el mundo, sigue trabajando para el desarrollo de nuevas formulaciones basadas en nuestras bases sintéticas, vegetales y GTL (rápidamente biodegradables). Actualmente disponemos de productos sostenibles en todas nuestras gamas de productos (Tellus, Corena, Omala, Gadus, Midel, Diala, Mysella) y por supuesto también en nuestras gamas de productos biodegradables Shell Panolin”, destaca Esteban.
En el Grupo Fuchs los laboratorios de I+D han desarrollado una matriz común que establece hasta 15 criterios a tener en cuenta en el desarrollo de nuevos productos y que permiten medir internamente su grado de sostenibilidad, se tiene en cuenta, entre otros:
“Además, el desarrollo de servicios inteligentes en nuestro portfolio, contribuye positivamente a la sostenibilidad, ya que monitorizan y extienden la vida de los lubricantes, manteniéndolos siempre en óptimas condiciones de uso durante mucho más tiempo, reduciendo considerablemente la gestión de residuos, además del ahorro en costes operativos”, finaliza Lloret.
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Este artículo aparece publicado en el nº 10 de Metales&Máquinas págs. 40 a 45.