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Actualmente, con los ensayos adecuados, se puede obtener información sobre la durabilidad de los materiales, en diferentes condiciones de exposición y uso, así como sobre su degradación con el paso del tiempo. Para ello, los laboratorios del Instituto Tecnológico Metalmecánico (Aimme) y el Instituto Tecnológico del Plástico (Aimplas) realizan ensayos climáticos y de envejecimiento, tanto a materiales como a piezas y conjuntos, simulando sus condiciones de uso habituales o incluso situaciones extremas a las que pueden verse sometidos a lo largo de su vida útil.
Los equipos de ambos laboratorios se complementan entre sí para evaluar las propiedades más críticas de los productos ensayados, según la normativa internacional o las especificaciones técnicas requeridas por cada fabricante.
Las empresas fabricantes pueden ensayar sus productos y extraer conclusiones sobre el comportamiento a esperar de los mismos a lo largo de los años, el deterioro de las características estéticas o incluso la garantía que pueden dar al usuario final.
Agentes como la luz del sol, humedad o agresividad química del medio son algunos de los factores que se pueden simular en estos laboratorios, para conocer cómo afectarían al producto durante su uso. Para ello, algunas de las pruebas que realizan son: envejecimiento artificial acelerado en cámara con lámpara UV o de Xenon, envejecimiento térmico o en cámara climática, envejecimiento a la intemperie y corrosión en atmósferas artificiales.
Según apuntan desde Aimme, estos ensayos son “fundamentales” para caracterizar los recubrimientos, tanto metálicos como orgánicos, que se aplican en la mayor parte de productos metalmecánicos, con presencia en muy diversos sectores industriales: construcción, automoción, aeorespacial, alimentación, complementos de moda o cosmética, entre otros muchos.