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Desde sus inicios, la misión principal de SIDEREX fue promover la internacionalización de las empresas siderúrgicas. Sin embargo, con el paso del tiempo y ante los nuevos retos del entorno económico, tecnológico y ambiental, ha ampliado su campo de actuación con un objetivo más ambicioso: fortalecer la competitividad de toda la cadena de valor del sector siderúrgico.
Hoy, SIDEREX está formada por empresas que representan todos los eslabones del ecosistema siderúrgico. Incluye productores de acero -ya sea al carbono, inoxidable o aleado-, empresas transformadoras en caliente y frío, así como ingenierías y fabricantes de maquinaria, equipos, componentes y materias primas. También agrupa a agentes de la Red de Ciencia, Tecnología e Innovación, fomentando así una cooperación estratégica entre industria y conocimiento.
La evolución de SIDEREX como organización refleja las transformaciones que ha vivido el sector. La globalización de los mercados, los cambios en la demanda de los sectores cliente, el aumento de las exigencias medioambientales y la acelerada digitalización han exigido una reformulación de sus objetivos. Hoy, sus esfuerzos se orientan no solo a abrir nuevos mercados, sino también a impulsar la innovación tecnológica, la sostenibilidad, la eficiencia energética y el desarrollo de una industria digital y preparada para los desafíos del futuro.
SIDEREX se presenta, así, como un punto de encuentro para empresas que comparten desafíos comunes y que necesitan colaborar en áreas como innovación empresarial, desarrollo sostenible, digitalización, formación y adaptación normativa.
El entorno global del acero se encuentra en plena transición. Uno de los fenómenos más relevantes ha sido el proceso de concentración industrial, especialmente en Asia, y muy particularmente en China. El gigante asiático, que en 2003 producía 222 millones de toneladas de acero, hoy en día produce más de 1.000 millones de toneladas representando algo más del 50% de la producción mundial. Este crecimiento ha provocado una sobrecapacidad mundial, afectando los equilibrios entre oferta y demanda y tensionando los precios de las materias primas.
Además, China se ha convertido en un actor determinante en la fijación de precios al atraer crecientes volúmenes de importaciones para alimentar su economía interna, particularmente los sectores de la construcción e industria.
Este exceso estructural de capacidad, unido a la persistencia de políticas proteccionistas en países clave como Estados Unidos, especialmente bajo la administración Trump, ha introducido una elevada incertidumbre comercial en el sector. Las medidas arancelarias y restricciones a la importación alteran los flujos comerciales, exigiendo que Europa abogue por políticas industriales proactivas.
Entre los desafíos actuales del sector se encuentran la escasez de materias primas, el alto coste de la energía y las exigencias crecientes en materia de sostenibilidad ambiental. Europa, especialmente, debe encontrar una forma de conjugar desarrollo industrial con respeto al medioambiente. Para la industria siderúrgica, esto se traduce en la necesidad urgente de mejorar la eficiencia energética, reducir emisiones de CO₂ y avanzar en procesos de descarbonización, con el objetivo último de alcanzar la neutralidad climática.
La transición del modelo de producción basado en horno alto hacia horno eléctrico también plantea desafíos, especialmente en cuanto al suministro de chatarra, esencial para el nuevo proceso productivo. A esto se suma la necesidad de contar con recursos humanos capacitados, capaces de operar y liderar el cambio hacia una siderurgia más verde y digital.
Uno de los temas centrales que marcarán el futuro de la siderurgia es, sin duda, la sostenibilidad. Nos enfrentamos a un auténtico “tsunami legislativo verde”, que obliga a acelerar la transformación de los modelos económicos y energéticos.
Esto afecta no solo al proceso siderúrgico en sí, sino también a los sectores consumidores de acero, como la automoción, la construcción, las energías renovables o la movilidad sostenible. Es decir, la transformación del acero no es un hecho aislado, sino parte de un cambio sistémico en las industrias base de la economía moderna.
En este contexto, la descarbonización ya no es una opción, sino una necesidad para seguir siendo competitivo. El acero, como material estructural esencial para muchas industrias, debe evolucionar hacia una versión más limpia y menos intensiva en carbono. Ello implica adoptar nuevas tecnologías, mejorar procesos y sobre todo, cooperar entre actores públicos y privados para facilitar la transición.
En el mundo actual, marcado por avances tecnológicos acelerados, la digitalización se ha convertido en un elemento diferenciador. La implementación de tecnologías como la inteligencia artificial, el análisis de datos, el control automatizado de procesos o los sistemas de mantenimiento predictivo, abren la puerta a una industria más eficiente, segura y competitiva.
El sector está apostando fuertemente por el I+D, desarrollando nuevos materiales, recubrimientos, técnicas de reciclaje o modelos predictivos de producción. Además, la colaboración con startups, universidades, centros tecnológicos y otras empresas industriales es cada vez más habitual, lo que genera sinergias altamente valiosas para la innovación abierta.
SIDEREX entiende que para que estas transformaciones tengan éxito es imprescindible trabajar de forma sectorial e integrada. Solo agrupando a toda la cadena de valor y fomentando la colaboración entre empresas, centros tecnológicos, universidades y administraciones se pueden abordar los desafíos con garantías de éxito.
Las asociaciones sectoriales, por su conocimiento profundo del tejido empresarial y de las particularidades de cada subsector, son agentes clave para canalizar ayudas, compartir conocimiento y defender los intereses comunes ante foros nacionales e internacionales.
Los objetivos que guían la labor de SIDEREX en la actualidad se centran en cuatro grandes ejes: la internacionalización, apoyando a las empresas en su salida al exterior, ayudándoles a diversificar mercados; la sostenibilidad, fomentando prácticas productivas responsables, la eficiencia energética y la descarbonización; la innovación, impulsando la incorporación de tecnologías avanzadas, digitalización y colaboración en proyectos de I+D; y, por último, la formación y talento, promoviendo la capacitación de profesionales cualificados, adaptados a los nuevos retos técnicos y ambientales del sector.
SIDEREX representa una visión moderna y transformadora de lo que debe ser un clúster industrial. No solo actúa como aglutinador de intereses comunes, sino que dinamiza y acompaña al sector siderúrgico en una época de profundos cambios estructurales. Su labor es más necesaria que nunca para construir un sector resiliente, competitivo, sostenible y tecnológicamente preparado para liderar el futuro de la industria europea.
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Este artículo aparece publicado en el nº 10 de Metales&Máquinas págs. 30 y 31.